A veces pareciera que hablas al vacío. Que nadie te escucha, pero la vibración de tus palabras- pensamientos participan en la atmósfera común. ¡Cuánto hay por compartir! Por comunicar, por dialogar por diseccionar juntos. No existe la soledad, existe el eco, porque eso es lo que somos un eco Divino, un eco de ego, de recuerdos y de olvido.
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